Pacientes en tratamiento oncológico que se exponen al sol

Exponerse al sol en tratamiento oncologico

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. En el ser humano adulto ocupa aproximadamente 2 m², y su espesor varía entre los 0,5 mm (en los párpados) y los 4 mm (en el talón). Su peso aproximado es de 5 kg.

Y, siendo un Paciente en tratamiento oncológico (quimioterapia y/o radioterapia), o incluso ya habiendo superado el cáncer, debes tener en cuenta que tu exposición al sol es importantísimo medir (intervalos de exposición y horarios), proteger (protectores solares o barreras físicas) e incluso conocer las repercusiones.

Melanoma

En los últimos años ha existido un crecimiento exponencial de los casos de melanoma, cuya incidencia en España ajustada por 1000.000 habitantes es de 5.2 para el total de población. El melanoma solo representa un 4% del total de todos los cánceres de piel, sin embargo, es el responsable del 80% de las muertes por este tipo de cáncer.
Existe una relación directa entre la exposición solar y la incidencia de melanoma.

Las personas que usan bronceado artificial con camas UVA reciben el doble de irradiación que aquellas que se exponen a luz solar en la playa al mediodía y en verano, por eso se han prohibido las camas UVA en Australia, y esta situación llegará a Europa. Por supuesto, hay mayor prevalencia entre aquellas personas que tienen exposiciones solares intermitentes e intensas.

Paciente Oncológico expuesto al sol

No podemos olvidar que el Paciente Oncológico es, habitualmente, un paciente Inmunodeprimido (tiene peor dispuesto su sistema defensivo) y es más vulnerable a padecer problemas en la piel, con mayor riesgo de tener melanoma. Son especialmente vulnerables los pacientes que han padecido una leucemias, un linfoma, o a algún tipo de tratamiento médico inmunodepresor. Este hecho también ocurre a los pacientes que han sido sometidos a un trasplante, o padecen una infección por VIH.

Estas recomendaciones son comunes para la población general, y comunes a todo ser humano:

  • Evitar la exposición directa en las horas centrales del día, las más centrales, y que, además, pueden suponer que tu cuerpo no está suficientemente hidratado. Ten en cuenta que la comida de mediodía, debido al metabolismo de los nutrientes, nos consumen gran parte de la reserva de agua. Así que establece un buen margen de seguridad: de 11 a 18 h.
  • Utilizar una crema solar que ofrezca protección total (factor 50 o superior) frente a los rayos ultravioleta A y B.

En cuanto a ‘barreras’ físicas debemos considerar uso de gorra, gafas de sol, camiseta de algodón y guantes (no olvides que el grosor de la piel es muy importante, y los párpados y la piel de las manos son muy finas, así como el de la cara, cuello y cabeza), porque los pacientes bajo tratamiento oncológico, o ya superado, procurarán minimizar los efectos nocivos de la radiación solar sobre la piel.

Recuerda el inicio de este artículo: La piel es el órgano humano más grande, porque es muy extenso. ¿Sabías que la piel, como órgano humano, está conectado entre sí? Es decir, la regeneración de la piel no sólo se hace en una parte afectada, sino desde sus conexiones. Por eso, si queremos evitar daño genético en la piel, la protección debe tenerse en cuenta en todos los sentidos, y según el grosor de nuestro tejido.

Efectos dermatológicos de la Radioterapia y Quimioterapia

Durante los tratamientos aplicados para el cáncer, la piel puede sufrir distintos tipo de transformaciones:

La quimioterapia reseca la piel, oscurece las uñas y hace que la persona sea más propensa a las quemaduras del sol,

la radioterapia crea cambios inflamatorios problemas en la piel que pueden durar varias semanas después de haber completado el tratamiento. Me gusta mucho el documento descargable El cuidado de la piel durante el tratamiento oncológico (fundacionricardofisas.org)

La radioterapia produce un daño directo por irradiación sobre la piel, que puede causar lesiones inflamatorias agudas denominadas radiodermitis, como quemaduras de diferentes grados o lesiones más crónicas, en este caso produciendo adelgazamiento de la piel, aparición de vasos irregulares (‘arañas’ vasculares) y cambios en la pigmentación de la piel, coloración irregular e, incluso, puede incrementar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Afortunadamente, hoy en día ha evolucionado mucho la dosificación de la radioterapia sobre la piel, permitiendo optimizar los resultados.

La quimioterapia ataca a células que se dividen rápidamente como son las células del tumor, pero, dado que las células de la piel también se dividen a velocidad alta se ven afectadas en muchas ocasiones por los fármacos quimioterápicos produciendo efectos conocidos como fotosensiblidades; es decir, la piel es mucho más sensible a la irradiación solar produciendo manchas o lesiones inflamatorias.

Según la dermatóloga Mayte Truchuelo en la entrevista titulada El cuidado de la piel en pacientes oncológicos (onmeda.es) las principales alteraciones cutáneas que puede sufrir un paciente oncológico son las que producen dolor, escozor y molestias físicas para el paciente como, por ejemplo, las llagas / heridas en la boca (musositis), las erupciones en la piel consistentes en lesiones rojas, con descamación e incluso heridas que pueden sobre infectarse o la gran sequedad de la piel. Pero hay otras alteraciones que, sin ir acompañadas de dolor, resultan igualmente perjudiciales para el paciente por su impacto negativo a nivel psicológico como serían la caída del pelo de la cabeza y de las cejas (alopecia)

Recordatorio del ABCDE para los lunares

La regla del ABCDE para la autovigilancia de los lunares es esta:

  • A – Asimetría: los lunares con forma o color asimétrico tienen más sospecha que las lesiones totalmente simétricas. Si se divide un lunar por la mitad, la lesión se consiabcde melanomadera simétrica si ambas mitades son idénticas.
  • B – Bordes: los lunares con bordes irregulares tienen mayor sospecha de melanoma.
  • C – Color: los lunares benignos suelen tener sólo uno o dos colores mientras que los melanomas suelen tener múltiples colores.
  • D – Diámetro: en general los lunares benignos miden menos de 6 mm.
  • E – Evolución: esta regla es quizá la de mayor importancia ya que las manchas o lesiones pigmentadas que cambian de forma, color o tamaño tienen una sospecha de malignidad mucho mayor que los lunares que no evolucionan con el tiempo.

Autor: Miguel Angel De la Cámara Egea

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